Las cartas finalmente quedaron sobre la mesa. Desde 2019, inicio del segundo mandato de Juan Manzur y Osvaldo Jaldo al frente de la Provincia, la idea de una reforma constitucional para habilitar una re-reelección se filtró como una gotera en el techo: surgió tímidamente en un rincón y se fue expandiendo con cada tormenta hasta provocar daños e incomodidades hacia adentro. A partir de allí, el binomio atravesó idas y vueltas con escaladas de tensiones en una puja que hasta ahora se mantenía mayormente subterránea. Y aunque en la Legislatura y en Casa de Gobierno no lo quieran admitir, los “popes” de ambos palacios sabían que el marcador que surgiera de la la votación del defensor del Pueblo sería un sondeo valiosísimo para saber dónde están parados, con qué jugadores cuentan y quién está en condiciones de exigir: si Manzur, de presionar por una enmienda en la Carta Magna que le habilite una tercera posibilidad de ser gobernador; o Jaldo, de empujar el eje del poder y comenzar a probarse el traje de sucesor. Por eso durante el fin de semana se abocaron personalmente a mover sus fichas y apostaron fuerte. Por eso no pararon de reunirse y hablar por teléfono con decenas de dirigentes, pero sin cruzar una palabra entre ellos dos. Por eso en el recinto se vivió una tensión inusitada para una sesión que apenas duró 15 minutos y no admitió fundamentos. Por eso la oposición pasó a tener un rol clave y sufrió daños colaterales de un choque de poderes. A casi dos años de “medirse” y de especular sobre las cartas del otro, ayer pudieron ver con qué mano cuenta cada uno de cara a 2023. Pero en política no está nada dicho; dependerá de la muñeca cada jugador saber si lo que se vio fue una fotografía o la escena de una larga película hasta los comicios provinciales. Ya no hay grises en el PJ. Las fidelidades y traiciones empezarán a tener sus consecuencias. Lo que queda claro es que a partir de ahora posiblemente cambie el escenario: Jaldo se animará a dar un paso hacia adelante y abrirse de la sombra de Manzur, y el gobernador hará uso de los ases que tiene guardados en Buenos Aires para recalcar que es una pieza clave del peronismo a nivel nacional y que no está dispuesto a ceder terreno aunque ahora se le quieran animar. Al margen de las diferencias, ambos sectores resaltan que es más que importante encontrar los consensos y bregar por la gobernabilidad. Algunos dirigentes experimentados sostienen que la política es el arte de lo posible e incluso de lo imposible, pero para ello es clave el diálogo. Resta saber si eso tendrá lugar.
Se “midieron” dos años y al fin se mostraron las cartas
EN JUNIO DE 2019. Hace casi dos años, el festejo de la fórmula Manzur-Jaldo.